Por Solanch Cardona
Confieso que vacilé un poco antes de decidirme a escribir este comentario. No por desconfianza, ni dudas sobre la veracidad y contundencia de mis argumentos, sino porque me resultaba realmente incómodo y doloroso, el hecho de tener que referirme a aspectos negativos de una organización a la cual con orgullo y regocijo pertenezco hace casi ya cinco años, la Federación Estudiantil Universitaria, más popularmente conocida como FEU.
Confieso que vacilé un poco antes de decidirme a escribir este comentario. No por desconfianza, ni dudas sobre la veracidad y contundencia de mis argumentos, sino porque me resultaba realmente incómodo y doloroso, el hecho de tener que referirme a aspectos negativos de una organización a la cual con orgullo y regocijo pertenezco hace casi ya cinco años, la Federación Estudiantil Universitaria, más popularmente conocida como FEU.
El problema que motiva estas
palabras, no lo percibí ahora, sino desde que me incorporé a las filas de la
organización, poco después de mi llegada a la Universidad de Oriente. Al
principio, consideré que eran juicios precipitados por mi falta de experiencias en la comunidad universitaria, y francamente, en un tiempo, no pensé más en ese asunto; sumergida
en intereses individuales, me enajené de los colectivos, hasta que como
resultado de un proceso espontáneo de maduración personal, comprendí que para
avanzar no podía aislarme. Y eso intenta la FEU, aunar nuestras fuerzas para desde
la colectividad reportarnos beneficios también en el plano individual, de ahí
su importancia.
Mi maduración no fue
cuestión de días; mas, cuando años después comprendí la importancia de
acercarme más a la FEU, como parte de ella que soy, y lo hice, ya con un cúmulo
de modestas, pero suficientes experiencias,
mis suposiciones de primer año se convirtieron en certeza: La FEU en la Universidad de Oriente carece
de representatividad. La mayor parte de sus miembros no se sienten ni
identificados ni representados por su organización, cuya dirigencia muestra una
evidente incapacidad de gestión para ayudar a resolver los problemas de los
universitarios y en consecuencia cumplir sus misiones.
Cuando hablo de
representatividad no me refiero a la cantidad de personas integrantes de sus
filas; eso sería como confundir el estar con el participar; excede los límites
de lo obvio que casi la totalidad de los alrededor de 7000 estudiantes
matriculados en la Universidad de Oriente, salvo casos aislados, pertenecen a la
FEU.
Cuando hablo de
representatividad aludo a que la dirección de la FEU en el Alma Mater Oriental,
no está cumpliendo a cabalidad con uno de sus propósito como organización, a
pesar de encontrase plasmado en uno sus documentos rectores, los Estatutos,
donde se expone en el artículo tres de su capítulo primero, que la Federación
Estudiantil Universitaria reconoce como objetivo general para el cumplimiento
de su misión “representar al estudiantado universitario; canalizando sus
inquietudes, defendiendo sus intereses y viabilizando sus iniciativas”.
Tengo múltiples ejemplos para
demostrar mis acusaciones, mas, como no deseo agobiar con una interminable lista
de ellos, he decidido tomar de muestra solo dos: la reunión de seguimiento a
los planteamientos del Postcongreso de la FEU de la Facultad de Humanidades, mi
facultad, cita en la cual estuve presente, y el segundo, un encuentro entre la
dirección de la FEU de una facultad de la sede Julio Antonio Mella, con los
estudiantes de un año de una carrera, cuyos nombres no revelaré por compromiso
con la fuente.
A la reunión de la Facultad
de Humanidades, ocurrida a principios de este mes acudieron el Decano en funciones,
quien sustituyó a la Decana hasta la incorporación de esta, los jefes de todos los departamentos
de la Facultad, y dirigentes de la FEU de todos los niveles en representación
de los estudiantes de las cinco carreras. Hubo planteamientos desde las irregularidades
en el horario de los laboratorios de computación y la ausencia de determinadas
bibliografías impresas, hasta la falta, en la residencia, de televisores y de
un salón de estudio, en el caso específico de la sede Antonio Maceo.
Luego del candente debate
emanado a partir de la respuesta de la dirección de la facultad a las
inquietudes y las opiniones de los estudiantes, se evidenció una falta de gestión
del Secretariado de la FEU. Es cierto que las carencias materiales crean
limitaciones inobjetables como la imposibilidad de la compra de nuevos equipos,entre
los que se encuentran computadoras y televisores, pero por qué no se aboga entonces
por el recate de espacios comunes, de la
forma propuesta por uno de los profesores asistentes.
Si los televisores no
alcanzan y los estudiantes se encuentran insatisfechos por el otorgamiento de estos
como estímulo a los cuartos de mejor comportamiento, por qué no crean un espacio
similar a una sala de televisión, donde quienes no sean merecedores de los
equipos puedan también aprovechar los beneficios de los aparatos, aunque, por
supuesto, con muchas menos comodidades. La acción es evidentemente factible, excepto
por el hecho de que alguien debería responsabilizarse del cuidado del televisor.
Lo mismo sucedió con la posibilidades que los
estudiantes se encargaran de los laboratorios, en los horarios en los cuales,los
técnicos no pueden hacerlo; nuevamente surgió la curiosa pregunta: ¿Quién se
responsabiliza? Y ahora me pregunto,
¿por qué los, estudiantes universitarios, es decir, la FEU, no pueden
responsabilizarse? ¿Porque no tienen responsabilidad material? Sinceramente
espero que esa no sea la respuesta.
Fue muy vergonzoso, al menos
para mí, escuchar que esa fue la respuesta dada a la presidenta de la FEU de mi
facultad, cuando ella abogó en uno de las secciones delPostcongresopor que se
le permitiera a los estudiantes de algunas ingenierías, intentar reparar los
equipos.
La falta de la
responsabilidad material de los estudiantes no puede ser la excusa para rechazar una posibilidad que se tiene de
resolver dos grandes problemas: la recuperación de equipos envejecidos tras
años de espera en almacenes y la el desarrollo de habilidades prácticas en los
estudiantes que reciben asignaturas cuyos requerimientos tecnológicos están muy
por encima de las posibilidades económicas de la Universidad de Oriente.
Lo que debe preocupar no es
la falta de responsabilidad material, sino no la falta de visión para darse
cuenta de por qué los estudiantes
carecen de responsabilidad. Según mi criterio, entre las múltiples causas que
contribuyen a este fenómenose encuentran la poca o nula confianza que se
deposita en ellos, y porque en vez de a alentarlos “viabilizando sus
iniciativas” como dicen los Estatutos de la FEU, se les causa el efecto
contario, al crear barreras a sus propuestas. A ser responsable se aprende
teniendo responsabilidad. Cómo aprenderemos entonces sino permiten tenerla.
Lo profesores de la Facultad
de Humanidades demostraron estar ávidos de que los estudiantes asumiesen
responsabilidades y de apoyarlos, pero no así el Secretariado de la FEU, cuyos
miembros,ni siquierainsistieronen el asunto para defender lo planteado por la
presidenta de mi facultad. Este hecho sugiere además la existencia de
contradicciones en el Consejo de la FEU. ¿Cómo sería posible entonces la
disparidad de visiones entre un presidente de una facultady el Secretariado, si
ambos representan los mismos intereses? ¿Cómo uno puede defender algo
públicamente y el otro no apoyarlo? ¿Quién carece entonces de responsabilidad?
Pasemos ahora al segundo ejemplo:
el encuentro entre la dirección de la FEU de una facultad de la sede Julio
Antonio Mella, con los estudiantes de un año de una carrera, cuyos nombres no
revelaré, como he expuesto de antemano, por compromiso con la fuente. En esta
cita, no participé pero una fuente de confianza me relató lo sucedido.
Nadie quería participar en
la reunión porque no les interesaba. Habían concluido el turno de clases y los
muchachos deseaban irse. Para retenerlos los amenazaron con separarlos de la
membresía de la FEU. Al principio no surtió efecto, todos continuaban con la
intención de no participar, hasta que les recordaron las implicaciones de no
pertenecer a la organización.
Cuando descubrieron que
perderían el estipendio, todos volvieron con cara de evidente disgusto y
sorpresa, pero estuvieron sentados hasta el final. Para ellos fue un verdadero
descubrimiento que el estipendio fuera uno de los logros de la FEU. Si no
conocían los beneficios aportados por la organización, imagínense sus estatutos
o cualquier otro de sus documentos rectores.
Admito que la
responsabilidad es de ambas parte. No intento justificar a los estudiantes ajenos
los asuntos que los afectan o le competen. No interesarse por conocer a una
organización de la cual se es miembro, es como montarse en un automóvil sin
saber hacia dónde va y refleja una enorme inmadurez. Sin embargo, me pregunto
qué ha hecho el Consejo de la FEU para acercarse a sus miembros.
¿Por qué al menos por
brigada, no existen varios ejemplares del ABC de la FEU? De haberlos, pocos
estudiantes vacilarían,cuando se les preguntara la significación de FEU.
Personalmenten he comprobado que muchos no están seguros si es Federación
Estudiantil Universitaria o Federación de Estudiantes Universitarios.
En una universidad propietaria de dos
imprentas, no debe ser necesario esperar a que la dirección de la FEU Nacional
envíe los ligeros libritos. Solamente con el material destinado a la
impresión de las tesis, que muchos estudiantes no aprovechan porque no se les ha
informado sobre su derecho a disponer de ese recurso, se pudieran imprimir cientos
de copias.
Advierto que la situación es
alarmante y que mucho hay que hacer para que esas tres letras cobren de nuevo
el sentido y significado que les pertenecen, por habérselos ganado a costa del
sacrificio de muchos estudiantes decididos a no dejarse aplastar por el peso de
las dificultades, y a no cansarse, a la hora de defender sus derechos.
¿Acaso algún gobierno de la
Cuba republicana de los años veinte le dio permiso a la FEU para fundar la
Universidad Popular José Martí o para
publicar Alma Mater? Ya es hora de que la dirección de la FEU de la Universidad
de Oriente represente realmente a sus miembros. Y eso solo se logrará cuando
sea capaz de responsabilizarse por exigir y no mendigar derechos, cumpliendo
deberes y no justificando incompetencias.
Esto no es una llamado a la
anarquía. Lo advierto porque estoy segura de que muchos se apresurarán a
interpretarlo de esta manera. Esto es un llamado hacer lo que un estudiante
universitario debe hacer, hacer revolución,
cambiar lo que debe ser cambiado.
O ¿cuándo cambiará el hecho de que los estudiantes digan fulano o
mengana es de la FEU, para referirse a un dirigente? Si no cambiamos
pereceremos como organización y lo que es peor transgrediremos nuestra
responsabilidad social como la vanguardia estudiantil.
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