jueves, 28 de enero de 2016

La FEU, tú, yo o nosotros, ¿quién es el responsable?



Por Solanch Cardona
 
Confieso que vacilé un poco antes de decidirme a escribir este comentario. No por desconfianza, ni dudas sobre la veracidad y contundencia de mis argumentos, sino porque me resultaba realmente incómodo y doloroso, el hecho de tener que referirme a aspectos negativos de una organización a la cual con orgullo y regocijo pertenezco hace casi ya cinco años, la Federación Estudiantil Universitaria, más popularmente conocida como FEU.
El problema que motiva estas palabras, no lo percibí ahora, sino desde que me incorporé a las filas de la organización, poco después de mi llegada a la Universidad de Oriente. Al principio, consideré que eran juicios precipitados por mi falta de experiencias en la comunidad universitaria, y francamente, en  un tiempo, no pensé más en ese asunto; sumergida en intereses individuales, me enajené de los colectivos, hasta que como resultado de un proceso espontáneo de maduración personal, comprendí que para avanzar no podía aislarme. Y eso intenta la FEU, aunar nuestras fuerzas para desde la colectividad reportarnos beneficios también en el plano individual, de ahí su importancia.
Mi maduración no fue cuestión de días; mas, cuando años después comprendí la importancia de acercarme más a la FEU, como parte de ella que soy, y lo hice, ya con un cúmulo de modestas, pero suficientes experiencias,  mis suposiciones de primer año se convirtieron en certeza: La FEU en la Universidad de Oriente carece de representatividad. La mayor parte de sus miembros no se sienten ni identificados ni representados por su organización, cuya dirigencia muestra una evidente incapacidad de gestión para ayudar a resolver los problemas de los universitarios y en consecuencia cumplir sus misiones.
Cuando hablo de representatividad no me refiero a la cantidad de personas integrantes de sus filas; eso sería como confundir el estar con el participar; excede los límites de lo obvio que casi la totalidad de los alrededor de 7000 estudiantes matriculados en la Universidad de Oriente, salvo casos aislados, pertenecen a la FEU.
Cuando hablo de representatividad aludo a que la dirección de la FEU en el Alma Mater Oriental, no está cumpliendo a cabalidad con uno de sus propósito como organización, a pesar de encontrase plasmado en uno sus documentos rectores, los Estatutos, donde se expone en el artículo tres de su capítulo primero, que la Federación Estudiantil Universitaria reconoce como objetivo general para el cumplimiento de su misión “representar al estudiantado universitario; canalizando sus inquietudes, defendiendo sus intereses y viabilizando sus iniciativas”.
Tengo múltiples ejemplos para demostrar mis acusaciones, mas, como no deseo agobiar con una interminable lista de ellos, he decidido tomar de muestra solo dos: la reunión de seguimiento a los planteamientos del Postcongreso de la FEU de la Facultad de Humanidades, mi facultad, cita en la cual estuve presente, y el segundo, un encuentro entre la dirección de la FEU de una facultad de la sede Julio Antonio Mella, con los estudiantes de un año de una carrera, cuyos nombres no revelaré por compromiso con la fuente.
A la reunión de la Facultad de Humanidades, ocurrida a principios de este mes acudieron el Decano en funciones, quien sustituyó a la Decana hasta la  incorporación de esta, los jefes de todos los departamentos de la Facultad, y dirigentes de la FEU de todos los niveles en representación de los estudiantes de las cinco carreras. Hubo planteamientos desde las irregularidades en el horario de los laboratorios de computación y la ausencia de determinadas bibliografías impresas, hasta la falta, en la residencia, de televisores y de un salón de estudio, en el caso específico de la sede Antonio Maceo.
Luego del candente debate emanado a partir de la respuesta de la dirección de la facultad a las inquietudes y las opiniones de los estudiantes, se evidenció una falta de gestión del Secretariado de la FEU. Es cierto que las carencias materiales crean limitaciones inobjetables como la imposibilidad de la compra de nuevos equipos,entre los que se encuentran computadoras y televisores, pero por qué no se aboga entonces por el recate de espacios  comunes, de la forma propuesta por uno de los profesores asistentes.
Si los televisores no alcanzan y los estudiantes se encuentran insatisfechos por el otorgamiento de estos como estímulo a los cuartos de mejor comportamiento, por qué no crean un espacio similar a una sala de televisión, donde quienes no sean merecedores de los equipos puedan también aprovechar los beneficios de los aparatos, aunque, por supuesto, con muchas menos comodidades. La acción es evidentemente factible, excepto por el hecho de que alguien debería responsabilizarse del cuidado del televisor.
 Lo mismo sucedió con la posibilidades que los estudiantes se encargaran de los laboratorios, en los horarios en los cuales,los técnicos no pueden hacerlo; nuevamente surgió la curiosa pregunta: ¿Quién se responsabiliza?  Y ahora me pregunto, ¿por qué los, estudiantes universitarios, es decir, la FEU, no pueden responsabilizarse? ¿Porque no tienen responsabilidad material? Sinceramente espero que esa no sea la respuesta.
Fue muy vergonzoso, al menos para mí, escuchar que esa fue la respuesta dada a la presidenta de la FEU de mi facultad, cuando ella abogó en uno de las secciones delPostcongresopor que se le permitiera a los estudiantes de algunas ingenierías, intentar reparar los equipos.
La falta de la responsabilidad material de los estudiantes no puede ser la excusa para  rechazar una posibilidad que se tiene de resolver dos grandes problemas: la recuperación de equipos envejecidos tras años de espera en almacenes y la el desarrollo de habilidades prácticas en los estudiantes que reciben asignaturas cuyos requerimientos tecnológicos están muy por encima de las posibilidades económicas de la Universidad de Oriente.
Lo que debe preocupar no es la falta de responsabilidad material, sino no la falta de visión para darse cuenta  de por qué los estudiantes carecen de responsabilidad. Según mi criterio, entre las múltiples causas que contribuyen a este fenómenose encuentran la poca o nula confianza que se deposita en ellos, y porque en vez de a alentarlos “viabilizando sus iniciativas” como dicen los Estatutos de la FEU, se les causa el efecto contario, al crear barreras a sus propuestas. A ser responsable se aprende teniendo responsabilidad. Cómo aprenderemos entonces sino permiten tenerla.
Lo profesores de la Facultad de Humanidades demostraron estar ávidos de que los estudiantes asumiesen responsabilidades y de apoyarlos, pero no así el Secretariado de la FEU, cuyos miembros,ni siquierainsistieronen el asunto para defender lo planteado por la presidenta de mi facultad. Este hecho sugiere además la existencia de contradicciones en el Consejo de la FEU. ¿Cómo sería posible entonces la disparidad de visiones entre un presidente de una facultady el Secretariado, si ambos representan los mismos intereses? ¿Cómo uno puede defender algo públicamente y el otro no apoyarlo? ¿Quién carece entonces de responsabilidad?
Pasemos ahora al segundo ejemplo: el encuentro entre la dirección de la FEU de una facultad de la sede Julio Antonio Mella, con los estudiantes de un año de una carrera, cuyos nombres no revelaré, como he expuesto de antemano, por compromiso con la fuente. En esta cita, no participé pero una fuente de confianza me relató lo sucedido.
Nadie quería participar en la reunión porque no les interesaba. Habían concluido el turno de clases y los muchachos deseaban irse. Para retenerlos los amenazaron con separarlos de la membresía de la FEU. Al principio no surtió efecto, todos continuaban con la intención de no participar, hasta que les recordaron las implicaciones de no pertenecer a la organización.
Cuando descubrieron que perderían el estipendio, todos volvieron con cara de evidente disgusto y sorpresa, pero estuvieron sentados hasta el final. Para ellos fue un verdadero descubrimiento que el estipendio fuera uno de los logros de la FEU. Si no conocían los beneficios aportados por la organización, imagínense sus estatutos o cualquier otro de sus documentos rectores.
Admito que la responsabilidad es de ambas parte. No intento justificar a los estudiantes ajenos los asuntos que los afectan o le competen. No interesarse por conocer a una organización de la cual se es miembro, es como montarse en un automóvil sin saber hacia dónde va y refleja una enorme inmadurez. Sin embargo, me pregunto qué ha hecho el Consejo de la FEU para acercarse a sus miembros.
¿Por qué al menos por brigada, no existen varios ejemplares del ABC de la FEU? De haberlos, pocos estudiantes vacilarían,cuando se les preguntara la significación de FEU. Personalmenten he comprobado que muchos no están seguros si es Federación Estudiantil Universitaria o Federación de Estudiantes Universitarios.
 En una universidad propietaria de dos imprentas, no debe ser necesario esperar a que la dirección de la FEU Nacional envíe los ligeros libritos. Solamente con el material destinado a la impresión de las tesis, que muchos estudiantes no aprovechan porque no se les ha informado sobre su derecho a disponer de ese recurso, se pudieran imprimir cientos de copias.
Advierto que la situación es alarmante y que mucho hay que hacer para que esas tres letras cobren de nuevo el sentido y significado que les pertenecen, por habérselos ganado a costa del sacrificio de muchos estudiantes decididos a no dejarse aplastar por el peso de las dificultades, y a no cansarse, a la hora de defender sus derechos.
¿Acaso algún gobierno de la Cuba republicana de los años veinte le dio permiso a la FEU para fundar la Universidad Popular José Martí  o para publicar Alma Mater? Ya es hora de que la dirección de la FEU de la Universidad de Oriente represente realmente a sus miembros. Y eso solo se logrará cuando sea capaz de responsabilizarse por exigir y no mendigar derechos, cumpliendo deberes y no justificando incompetencias.
Esto no es una llamado a la anarquía. Lo advierto porque estoy segura de que muchos se apresurarán a interpretarlo de esta manera. Esto es un llamado hacer lo que un estudiante universitario debe hacer, hacer revolución,  cambiar lo que debe ser cambiado.  O ¿cuándo cambiará el hecho de que los estudiantes digan fulano o mengana es de la FEU, para referirse a un dirigente? Si no cambiamos pereceremos como organización y lo que es peor transgrediremos nuestra responsabilidad social como la vanguardia estudiantil.


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